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miércoles, mayo 20, 2009

Varas de medir

El otro día leí no sé dónde que comer mientras se ve la tele (o ver la tele mientras se come) provoca un aumento de peso, porque uno ve disminuido su sentimiento de saciedad, o algo así.

Pues hoy estaba engordando un poco cuando vi en Corazón, corazón una entrevisa con la Jesulina. Nada extraño. Pero hay algo que me ha hecho pensar (un poco, tampoco os creáis, que la tele también debe disminuir algo la capacidad de reflexionar). Tras la Jesulina, durante los tres o cuatro minutos de entrevista, no ha dejado de verse un panel con la publicidad de una pastilla para adelgazar (¿será para aquellos que engordan viendo la tele mientras comen?). Es bastante habitual en los programas del corazón que los periodistas del género vayan a la caza y captura de famosos que están de promoción de algún producto (moda, farmacología, películas, clínicas, bares...) y lo entrevisten. Obviamente, el famoso cumple con su parte del trato respondiendo todo delante de la publicidad que le paga.

Lo que yo ahora me pregunto: si han despedido al presentador de Saber Vivir porque hacía publicidad que no pasaba por caja para la cadena, ¿no es un caso muy parecido el de estas marcas que aparecen agazapadas tras los famosos? ¿Habría que cerrar los programas del corazón?

Cuando llegue la tele sin publicidad, esto va a ser un guirigay.

4 comentarios:

4M dijo...

No sabía muy bien porqué habían echado al de "Saber vivir" programa clásico. A lo mejor el doble rasero se debe a que pensaban que ese programa es un servicio púbico o algo así, y no lo podían permitir.
De todas maneras, tanto "club de saber vivir" y todo eso, era demasiado....

4M dijo...

...pero vamos, es muy preferible a estos programas de famoseo.

Anónimo dijo...

SI, pero no por eso precisamente...

Lucia

Alberto Ramos dijo...

No estoy muy al tanto de cómo fue lo de 'Saber vivir' (aunque tengo la teoría de que soy el responsable indirecto), pero creo que no es lo mismo.

La Jesulina no trabaja para TVE. Torreiglesias, sí (bueno, trabajaba). A la Jesulina no la pueden despedir. A Torreiglesias, sí.

Imagínate que los pastilleros adelgazantes, en lugar de haber pagado a la Jesulina, hubieran contratado una valla de publicidad en el estadio donde se va a jugar la final de la Champions. Si ya han pagado por la valla, ¿por qué van a pagar a las televisiones que quieran retransmitir el partido, cuando nadie les obliga a retransmitirlo?