Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

martes, julio 10, 2007

El guión de cada día

El otro día hablé del final de A tu lado y en los comentarios un par de personas me pidieron que explicara cómo es el trabajo de un guionista de un magazine de ese estilo. Aunque he pasado por algún que otro programa, sólo he escrito para dos diarios, así que en ellos dos me baso para contarlo.

La cosa empieza tras el café con una reunión de contenidos (en un programa de mañana esta reunión viene a ser poco después de las seis de la madrugada). Los redactores de cada sección hablan sobre las noticias que han llegado de las agencias, sobre las perspectivas de lo que puede pasar, sobre los invitados que van a venir, sobre los que iban a venir pero se han caído, etc., etc.

Con esta información y teniendo en cuenta las secciones fijas del programa (actualidad, entrevista, repaso al reality de turno -Gran Hermano, O.T., etc.-, testimonios, humor,...) se establece un orden, una especie de escaleta que será la que vertebre la emisión del día. Obviamente, a estas horas todo es susceptible de cambiar mil veces antes de que esté en el aire.

Tras esta reunión, el equipo de guión tiene otra en que se reparten las tareas y se piensan alternativas. Recuerdo, por ejemplo, que cuando yo estaba en A tu lado había que entrevistar a Dinio. Se nos ocurrió ponerle un casco de albañil, poner una hormigonera en el plató y que la entrevista se le hiciera mientras con un poco de cemento y unos ladrillos construía una tapia, para verlo trabajar al menos una vez en la vida. Tampoco es que fuera el colmo de la originalidad, pero quedó simpático.

El reparto de tareas consiste en asignar un bloque a cada guionista: uno se encarga de la entrevista al famoso de turno, otro de dar paso y continuidad a los vídeos del bloque de corazón, otro de dar paso y continuidad al vídeo del bloque de repaso al reality, otro u otros de hacer la parte de humor (cuando yo llegué había dos humoristas que después desaparecieron), etc., etc.

Los vídeos no lo montan ni escriben los guionistas, sino l@s redactores/as.

Para los colaboradores (ya sabéis, Kiko, Lydia Lozano y compañía) no se escribe guión, sino que se les informa de qué invitados van al programa y en una reunión con la dirección y los jefes de redacción, se acuerda de qué hablar con ellos. Ellos además, creo recordar, también proponen temas.

No quiero extenderme mucho que no me gustan los post largos. Básicamente lo que se hace entonces es escribir todo a letra Arial 16 para que el guión se pueda cortar y pegar en las tarjetas que lleva la presentadora. Aunque nosotros hubiéramos hecho una batería de preguntas y escrito unos pasos a vídeo más o menos ingeniosos (o eso se intentaba), la verdad es que la mayoría de las veces el guión era más una orientación para seguir un orden que un texto que se siguiera a rajatabla.

Eso sí, cuando ya estaba a punto de imprimirse, cuando ya creía que nos íbamos a comer, siempre ocurría algo, siempre fallaba un invitado o surgía una última hora que nos obligaba a seguir en la redacción. Raro era el día que comíamos antes de las cuatro de la tarde, porque aunque existía una rutina, todo el proceso era bastante dinámico y vivo.

Tras comer, cuando el programa ya estaba en emisión, solía haber un guionista en plató por lo que pudiera ocurrir y los demás nos poníamos a trabajar con las redactoras en el apartado de testimonios del día siguiente, que era lo único que podía cerrarse de un día para otro. Vamos, que sumando horas, salían bastantes.

Aunque he resumido, creo haber respondido a la pregunta de un lector (o lectora) anónim@ y de Sobreunanube.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Antonio yo soy el anónimo que te preguntó. Muchas gracias por contestar, más o menos me ha quedado todo claro, sobretodo lo que me temían que os tenían casi "explotados" todo el día echando muchas horas.

Un saludo.

Josep Joan Bertran dijo...

Ufff, muy esclavo, no? y poco agradecido. Supongo que prefieres de largo trabajar en una serie.

Gracias por el post.

Alberto Ramos dijo...

También están las telepromociones, que las escriben en las agencias de publicidad, aunque luego la Campos dice lo que le sale de las narices.