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lunes, junio 27, 2005

Crónicas del Metrorock 3ª Parte (En el calor de la noche)

Llega la noche y aparecen Los Delinqüentes. Debo confesar mi debilidad por este grupo. Esas canciones patanegreras me encantan, y en directo ofrecen un espectáculo alegre, con mucho ritmo y mucho "ángel". Los garrapateros triunfan.

Pero entonces llega, a mi entender, el desastre de la noche. Aparece Bebe. Tengo el disco, conozco las canciones. Pasada por un estudio, su voz no suena mal, pero en directo, ante tanta gente... ¿sabe Bebe cantar? Mira que yo tengo un oído enfrente del otro, pero hasta a mí me sonaba mal. No sé si era por una mala ecualización (lo dudo), pero su voz sonaba demasiado aguda, demasiado de pito. Y encima hizo un amago de cantar algo parecido a flamenco. Valor no le falta, eso hay que reconocerlo. Pero lo peor de su concierto no era cuando cantaba, lo peor era cuando hablaba. Intentaba ser graciosa, ser "enrollada" y no tiene ninguna gracia. Por ejemplo, de pronto dice que va a dispararnos a todos. Al momento saca una pistolita que dispara pompas de jabón y empieza a disparar, para a continuación gritar: "Os había asutado, ¿eh?". Pues eso, que ni Leticia Sabater lo hubiera hecho mejor.

Pero bueno, termina Bebe, son las dos de la mañana. Como ya había visto varias veces a Ocean Colour Scene, decido quedarme a ver a O'funk'illo. Gran acierto. Ha sido el conciertazo del festival. Cuando todo el mundo estaba reventado, ellos comenzaron y levantaron a la gente y nos hicieron bailar hasta las cuatro de la noche. Al grito repetido millones de veces de "esos cuennos", los sevillanos transmitieron una fuerza que pocas veces he visto. Me habían dicho que eran muy buenos en directo, y no me engañaron. Ese Fred Dust de Sevilla sabe llevarse a un auditorio. Pero más que con él, aluciné con el bajista. Ese tío se atrevía a todo, hasta a tocar flamenco con el bajo (y sí, lo hacía bien), e incluso a tocar un par de canciones dándole mandobles al bajo con una baqueta o con un zapato. Pues eso, que si vuelven por aquí no me los pierdo.

Y después, a casita. Como no me había llevado el coche por miedo a un nuevo timo del parking, me volví en búho. Pero hasta eso estaba fácil. El autobús pasaba por la mismísima puerta del recinto. Así que nada, a dormir y a coger fuerzas para el segundo día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sr. Zero neuronas, ha sido un placer recibir su visita en mi orgía, aunque déjeme rebatirle la cantidad de neuronas que posee.

A mí también me va el rollito patanegra, y Bebe me parece un producto del más burdo márketing (madre mía, qué susto cuando salió en esa portada de la revista de los 40 -ella, tan alternativa-). No soporto a la gente que va de graciosilla, que más que arrancarte una sonrisa intenta robártela a la fuerza en un atraco a mano armada.

En fin, usted, que un placer.