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domingo, mayo 29, 2005

Crónicas del Festimad Parte I (El timo del parking)

Este año había conseguido ir acreditado al Festimad. Incluso antes de salir de casa, mi primo y yo ya teníamos el pase, las pulseras y el cartón que nos daba acceso directo al parking azul. Todo prometía un festival genial. No sabíamos qué equivocados estábamos.

Mochilas al coche, gafas de sol, crema protectora y a Fuenlabrada por la A-42, como decían las indicaciones que nos habían dado. Según estas mismas indicaciones (especiales para acreditados), teníamos que llegar al polígono y allí preguntar a la policía local para encontrar el acceso al parking.

Efectivamente, llegamos al polígono sin ninguna dificultad, un polígono en día laborable repleto de camiones descargando, de autobuses especiales y de miles de coches despistados buscando algo parecido a un estacionamiento. Sin hablar con nadie, la policía local nos indica para allá, y para allá que vamos, para la derecha, y para la derecha que vamos, y de pronto, nos envía a un bucle en el que comenzamos a dar vueltas sin sentido por las calles del enorme polígono (que parecía sacado de Blade Runner) a una velocidad aproximada de tres metros por hora. El calor empezaba a apretar, la impaciencia empezaba a devorar el alma por dentro.

En las indicaciones "espaciales para acreditados", decía que teníamos que llegar al parking y allí entrar por el carril especial para acreditados, lo que nos daría derecho al famoso y ya anhelado Parking Azul, una especie de tierra prometida. Le preguntamos a un integrante de las fuerzas vivas por el Parking, y nos dice que ni idea. Le preguntamos a un segundo integrante y nos dice que de parking, ja, que el parking eran las calles del polígono. Vamos, que dejáramos el coche donde pudiéramos.

Tras más de tres horas en el coche (en ese tiempo habríamos podido llegar a la feria de Córdoba), lo dejamos aparcado en una calle cualquiera del polígono. Obviamente quitamos el cartón que nos daba acceso directo a las instalaciones. En el fondo de nuestras mentes, pensábamos que la policía no estaba enterada, que en algún lugar del mundo debía existir ese Parking Azul. No sé, no lo vi en ninguno de los dos días, es más, por las calles del polígono había decenas de coches que no habían sentido el mismo pudor que nosotros y que no habían retirado el cartoncito de acceso. Quizá ese Parking Azul era más un estado mental que un lugar físico. Tal vez sea el comienzo de una nueva política de aparcamiento, o, ¿por qué no?, de una nueva religión.

En fin, eso fue sólo el inicio. Pero hubo mucho más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy triste, yo hace aproximadamente 2 años que no voy a conciertos, harta de que me timen, en los precios, en no cumplir con las actuaciones, y lo de festimad ha pasado de todo.

Los periodicos solo hablan del incidente del concierto, pero a la gente la han estado calentando desde el comienzo, como tu bien dices.

Viva la musica! la de verdad ;-)

Anónimo dijo...

enlazo este post ;)
espero la segunda parte de la crónica del caos.
saludos!!

Anónimo dijo...

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